No soy rubia y no me
gusta el Martini con hielo. No soy alta, en realidad, ni siquiera llego al
metro setenta, aunque con tacones altos lo sobrepaso. Si, lo acepto, soy de
esas que se duerme en la parte más interesante de la película. De esas que
olvidan el 14 de febrero. De las que llegan media hora tarde y sonríen mientras
piden perdón. De las que hace la maleta cinco minutos antes de salir de viaje.
De las que piensa que el orgullo es lo último que se pierde. Acepto que soy la
más cabezota del planeta. Que primero actúo y luego pienso. Que soy del las que
canta en la ducha… Que soy el ser más imperfecto y reconozco todos y cada uno
de esos defectos…
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